Wednesday, February 4, 2009

La caja de Pandora II : Estados Fallidos

Definidos por Robert Rotberg, una autoridad en el tema, los estados fallidos pueden ser vistos como entidades políticas vacias donde no existe voluntad o capacidad para llevar a cabo las tareas fundamentales de un estado nacional en el mundo contemporáneo. Estos proveen una muy limitada cantidad de bienes públicos. El debate democrático no existe . El sistema judicial, en caso de existir, depende directamente del poder ejecutivo. Su infraestructura se encuentra destruida o en franco deterioro. Este tipo de estado es inseguro y es incapaz de proyectar su poder más allá de la ciudad capital o controlar las periferias territoriales.

Por su parte la revista Foreing Policy y el Fondo para la Paz han desarrollado, basado en una definición más comprensiva, un instrumento cuantitativo que situa a los estados en un punto de un cotinuum que va desde los estados más estables hasta los ya colapsados. Este instrumento toma en cuenta doce aspectos que pretenden dar una idea clara de tres dimensiones del accionar estatal. El ïndice de Estados Fallidos se estructura de la siguiente manera:

Indicadores Sociales:

  • Crecientes presiones demográficas

  • Movimiento masivo de refugiados y desplazados internos.

  • Legado de grupos que buscan venganza o que se sienten perseguidos.

  • Éxodo crónico y sostenido de la población.

Indicadores Económicos:

  • Desigual desarrollo económico.

  • Declinación económica severa.

Indicadores Políticos:

  • Criminalización o pérdida de legitimidad del Estado.

  • Deterioro progresivo de los servicios públicos.

  • Suspensión o aplicación arbitraria del Estado de derecho y extensas violaciones de los derechos humanos.

  • Aparato de seguridad que opera de manera independiente del Estado.

  • Prominencia de elites sectorizadas.

  • Intervención de otros Estados y/o actores políticos externos.

Como se puede apreciar, ambas definiciones de Estado Fallido son mucho más amplias que aquella que parece sugerir el informe, sin embargo, si ponemos atención separada en cada uno de los puntos que incluyen las definiciones propuestas aquí, es evidente que existe más de un aspecto en el que México saldrá mal parado. Pero ¿Por qué es tan importante profundizar en algo que parece no resistir el primer acercamiento crítico?. La respuesta es porque esta manera de mirar a México tiene claras implicaciones prácticas de corto y largo plazo.

En un artículo de la semana pasada, The Economist, lo puso en estos términos:

Para las personas que tienen en mente al desarrollo y bienestar socioeconómico, tales estados son una obvia preocupación por el desesperado sufrimiento humano, para aquellos estrategas empedernidos, los estados que encuentran dificultades para cumplir con su función son lugares donde los terroristas pueden llenar los vacios existentes.

En estos días, los encargados de la defensa en los Estados Unidos dicen estar más preocupados por los estados débiles, e incluso regiones no consideradas como estados, que por los que son relativamente más fuertes... Para la amargura de los escépticos de vieja escuela, el apuntalamiento del Estado-Nación es una parte integral de la estrategia Estadounidense.

De lo anterior se puede inferir claramente que, independientemente del hecho que nostros creamos o no que México es un estado en camino al desastre, la nueva política internacional de los Estados Unidos virará hacía nosotros y nos tratará desde esta perspectiva. Un fenómeno análogo parece estar sucediendo con la Unión Europea con respecto a las zonas con coflictos de esta naturaleza.

En el mismo artículo, la revista británica cita una frase muy ilustrativa y etnocéntrica de Robert Cooper, diplomático de la misma nacionalidad: “No fue el bien organizado Imperio Persa el que derrumbó Roma, sino los bárbaros”

Este tipo de ideas ha estado en el ambiente desde hace algunos meses y tomó relativa fuerza en el contexto de la crisis financiera de los Estados Unidos. Sin embargo los avances teóricos y estratégicos en este sentido fueron atizados fuertemente desde los ataques del 9/11.

En lo últimos meses de 2008 Richard Haas, antiguo director de Planeación de Políticas del gobierno de los Estados Unidos lo ha expresado de esta forma:

La política exterior de los Estados Unidos ha acelerado su declinación como potencia incontestable... La emergencia de un mundo multipolar puede resultar negativa... Combatir al terrorismo es también esencial para que la era multipolar no se convierta en un oscurantismo moderno.

En otras palabras, podríamos estar presenciando el fin de la autocomplacencia estadounidense y el reconocimiento mundial de que su poder está en declive. La consecuencia mediata podría ser el avance de nuevas doctrinas intervencionistas tendientes a consolidar regiones de influencia que garanticen que este declinar no sea tan dramático y que una vez dados los ajustes hacia la multipolaridad, tanto Europa y Estados Unidos puedan seguir siendo tanto o más importantes relativamente como lo han sido hasta hoy.

El movimiento más natural, en mi opinión, es el de intentar ganar o fortalecer el control sobre aquellas zonas periféricas que se ofrezcan como puntos estratégicos y sobre todo puedan ser consideradas como “débiles o en riesgo”. En estos términos, Pakistan y México encajan perfectamente.

Pakistan se encuentra en una situación estratégica inmejorable. Este país se encuentra entre la regíon más inestable del mundo y dos de los estados que casi todos los analistas, políticos, diplomáticos y economistas consideran como las próximas estrellas emergentes de la escena internacional: China e India. Además, de esta forma, Estados Unidos cerraría su tenaza alrededor del país que se ha mostrado más agresivo hacia ellos en los últimos años: Irán.

México, por su parte, aunque por su vecindad y dependencia económica con el gigante del norte no representa un desafio grave para su poder, no obstante si podría resultar deseable estar en una posición más cómoda y firme para controlar el tráfico de bienes y personas en su frontera sur así como el establecimiento de estrecha vigilancia de una de sus más confiables, y sin duda la más cercana de sus fuentes de materias primas y energéticos. Sin olvidar que, efectivamente, un estado en una situación vulnerable puede ser la plataforma de potenciales ataques terroristas, sobre todo si se trata de México.

Todo lo anterior no quiere decir que enfrentamos un inminente peligro de intervención armada o algo parecido. La desgastada imagen exterior de Estados Unidos y el estilo de su nuevo presidente lo evitarán. Sin embargo si podemos estar seguros que “the soft power” y todas sus herramientas se pondrán al servicio de este nuevo esfuerzo. Hecho que con toda seguridad, no es lo mejor para el desarrollo de nuestro país en los años por venir.

Estas son las razones más inmediatas que me vienen a la mente por las que saber en que medida el estado mexicano está en crisis es importante, ya que esta será nuestra mejor arma para evitar ser arrollados, una vez más, por los intereses norteamericanos. Además de que nos permitirá establecer estrategias para enfrentar nuestras deficiencias más acuciantes.


1 comment:

sritamarcela said...

que buen articulo yo creo que todos deberian estar informados. que sigue...
3 revolucion para el 2010?