Thursday, October 25, 2012

Reflexiones sobre México




Hace un par de días se publicó un informe sobre discriminación en México. Los resultados, que muchos mexicanos hemos vivido en carne propia: en México eres discriminado por tu origen étnico, tu color de piel y tu apariencia. 

Hace unos días también, paseándome por feisbuk llamó mucho mi atención una foto vieja de uno de mis contactos. En ella se puede ver a un par de jóvenes blancos, de ojos claros, mexicanos, fotografiados junto a un hombre de edad media con sombrero, rasgos indígenas, ropa vieja y un tono de piel muy oscuro. Los jóvenes tenían un gesto socarrón en la foto. Se tomaron la foto con el “INDIO”, con el “NACO”, para ponerla en feisbuk y divertir a sus amigos “BIEN”.  México, sin duda, es un país de gran desigualdad económica y social. 

Muchas de las explicaciones que he escuchado para este fenómeno involucran a los políticos y empresarios que son calificados como rapaces y voraces ambiciosos sin medida. Esta es una simplificación que encuentra cierta verdad y confirmación cuando se escuchan las cínicas declaraciones de gente como Emilio Gamboa o Ricardo Salinas Pliego. 

Sin embargo la explicación puede ser mucho más compleja y lastimosa, somos nosotros y las personas que conocemos quienes han perpetuado esa desigualdad. En México hay dos problemas muy graves que no se han reconocido del todo y que no están en la mesa de discusión como deberían: el racismo y el clasismo. Los mexicanos, en general, somos profundamente racistas y clasistas. Esto quiere decir que estamos convencidos de que el valor intrínseco de cada individuo está determinado por su origen social, sus características raciales y pertenencia étnica. 

Estos dos hechos han sido largamente escondidos detrás del mito nacional del mestizaje y es por ello que cuando uno se atreve a señalar su existencia, se encuentra con una negación rayana en la esquizofrenia. He llegado a escuchar frases tan ridículas e indignantes como: “En México no hay racismo porque no hay negros” o “en México no somos como los gringos, aquí no hay Ku Klux Klan”. No hace falta que haya organizaciones abiertamente racistas o un grupo étnico específico para que esta peste exista. 

Hoy en México los indígenas siguen siendo los más desfavorecidos y marginados del país, y la gente se mofa de su acento al hablar español y lo identifican con la ignorancia y la estupidez cuando la verdad es que ellos han debido aprender a hablar una lengua extranjera para poder ser tomados en cuenta en su propia tierra y si tienen acento es porque son bilingües. 

En México se le llama a la gente “negro”, “prieto”, “naco”, “indio”, “pata rajada”, etc, con el fin de hacerle sentir que pertenece a una clase social y étnica que es intrínsecamente inferior en valor y dignidad. Esta discriminación sistemática es grave no sólo por las implicaciones individuales que tiene en la vida de las personas que la sufren. La discriminación también corroe la paz social y la fibra moral de un país.

La gente que discrimina está convencida de que ciertas personas son mejores que otras y por lo tanto merecen más y mejores oportunidades de manera automática. Es así que los discriminadores eligen quien accede o no a servicios y derechos que en teoría deberían ser disfrutados por todos.
La gente que es discriminada ve su autoestima y su calidad de vida minadas de forma sistemática. Esta continua vejación de su dignidad y su derecho genera resentimiento, desconfianza y revanchismo. 

El creer, tolerar y reforzar que las personas son intrínsecamente distintas en valor y dignidad también genera que se acepte una aplicación a modo de las leyes y reglamentos. La implicación lógica es que la ley se aplica con todo su peso para los inferiores, mientras que los superiores gozan tratos preferenciales.

 Esto es una trampa para todos porque claro está que a nadie le gusta pensar que es inferior, sin embargo lo usual es que eso lo decidan terceras personas en situaciones específicas. 

Esta tolerancia hacia la discriminación instala profundas divisiones sociales que se manifiestan de formas funestas. Los discriminadores niegan todo derecho y dignidad a los discriminados y justifican toda clase de abusos y vejaciones a este grupo. Los discriminados se sienten felices cuando sus discriminadores caen en desgracia y no perderán ninguna oportunidad para obtener revancha.  
Los abusos, sorna y discriminación de empresarios y servidores públicos y privados se ven contestados con secuestros, robos y violaciones horrorosos en los que se vulnera la dignidad de las víctimas con cierto sadismo que denota cierta revancha:  “Tu me orillaste a esto, ahora toma tu merecido”. 

Este estado mental que justifica las excepcionalidades, lamentablemente, no es privativo de los asuntos étnicos o raciales. Este sentido de que existen personas excepcionales se manifiesta en un sinfín de actitudes cotidianas de la vida nacional.
El automovilista que desprecia al peatón y al ciclista por jodidos. El peatón, el ciclista y el usuario de transporte público que detestan al automovilista por prepotente. El comensal que maltrata al mesero por que no estudió y el mesero que le escupe en la sopa por ser mamón.
Los dejo con una anécdota muy curiosa que presenció mi prima:
Una mujer esperaba en su muy lujosa camioneta su turno para ocupar un espacio de estacionamiento en un centro comercial muy concurrido. En cuanto el automovilista que ocupaba el lugar que la mujer esperaba pacientemente dejó el espacio libre, otro auto viejo y destartalado salió de la nada y le ganó el lugar a la mujer. La mujer, razonablemente, enojada tocaba el claxon e insultaba al otro conductor. Este bajó tranquilamente de su auto y burlonamente se acercó a la mujer para decirle: “Bienvenida al mundo de los gandallas”. La mujer estalló en furia y entonces pisó el acelerador a fondo golpeando y dañando severamente el auto del hombre. El hombre quedó estupefacto. Entonces la mujer bajó muy tranquilamente de la camioneta y le dijo al hombre “Bienvenido al mundo de los ricos, pendejo”


 
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@catoblepas25

Thursday, July 19, 2012

Manifiesto sobre las redes sociales, activismo político y movimientos de izquierda

A todos mis amigos de Facebook, Twitter y Blogger:

Para nadie es un secreto que siempre he sido activo políticamente en donde quiera que me he encontrado. Esta actividad ha ocupado gran parte de mi tiempo durante toda mi vida. Por lo tanto declaro lo siguiente:

1. Lamento que mi activismo digital le moleste a algunos de ustedes. Sin embargo creo que las redes sociales, facebook incluído, han ganado una importancia muy grande en cuanto a la discusión de los problemas públicos de interés general. Es por eso que hoy su uso político es sumamente relevante para las sociedades presentes y futuras. Si te molesta puedes elegir dejar de seguir mis actualizaciones y listo.
2. Mi lucha es por la defensa y construcción de un sistema político incluyente, transparente y justo que le brinde oprtunidades equitativas a todos los miembros de la sociedad. Por lo tanto estoy en contra de la corrupción, tráfico de influencias, omisión, violación o abuso de cualquier actor político incluída la izquierda partidista.
3. Creo que las izquierdas mexicanas son mucho más amplias y diversas que la opción partidista e institucional. Por tanto Andrés Manuel López Obrador no es de ninguna manera el representante por excelencia y antonomasia de la labor política de las izquierdas.
4. Derivado del punto anterior. La defensa del voto libre, genuino y no manipulado va mucho más allá de la defensa de su candidatura y su figura política, que si bien respeto en muchos sentidos, no comparto enteramente su visión de la vía política de izquierda.
5. Creo que los movimientos de izquierda se diferencian de los de centro y de derecha porque en su conformación se encuentran fuerzas vivas cuyas demandas y necesidades han rebasado y siempre rebasarán la capacidad de respuesta de las instituciones democráticas.
6. No obstante el punto anterior, declaro que creo que la izquierda siempre debe ir por ambas vías. La izquierda debe ser institucionalizada pero bajo ninguna cisrcunstancia debe dejar la calle. La izquierda institucional se nutre y abreva de la izquierda no partidista, ciudadana y callejera.
7. Luchar contra la manipulación mediática, política y económica es un imperativo categórico para todo ciudadano conciente y deseoso de construir un futuro mejor para nuestro país. Es por eso que no claudicaré en mi denuncia y difusión de información de interés público.
8. Que las instituciones son el marco dentro del cual una sociedad justa se desenvuelve y son elementos esenciales e indispensables para el buen funcionamiento de la sociedad en su conjunto. Sin embargo las instituciones no deben verse como elementos sagrados, monolíticos, inamovibles e intocables. Más aún, las instituciones deben ser valoradas en cuanto estas fomentan y aumentan nuestra libertad y la justicia social y económica. Es por esto que los ciudadanos tenemos el deber de siempre exigir y vigilar que aquellas instituciones que fallen en esta tarea sean cambiadas, descontinuadas o reformadas
9. Que la democracia no es un coro de voces melodiosas y unísonas, pero una cacofonia de voces discordantes que se toleran y respetan. Lo cual significa que todos los puntos de vista son válidos y por tanto todos tienen derecho a existir y co-existir en un espacio democrático. No importa su radicalidad o conservadurismo
10. Que el elemento mas importante de la vida democrática es el diálogo icansable e interminable con aquellos que están de acuerdo con nosotros, pero sobre todo con aquellos con los que no estamos de acuerdo. Una democracia de sordos, es una democracia de tontos. Es por eso que declaro que yo no voy a bloquear y dejar de leer a todos aquellos con los que no concuerdo, sino que voy a dialogar permanentemente con ellos, incluso si la discusión es ríspida y a veces irrespetuosa, la democracia también tienen espacio para los insultos inteligentes.
11. Que la actividad política es digna y superior ya que trata de los asuntos que nos deben interesar a todos. Es por esto que los ciudadanos decentes y trabajadores tienen el derecho y la obligación de participar en el espacio político electoral y/o comunitario.

Wednesday, June 13, 2012

Alternancia: Recompensas y Castigos ¿Por qué votar por la izquierda?


Las democracias participativas son procesos dinámicos e iterativos. Su esencia consiste en la creación de un sistema de recompensas y castigos para incentivar la buena actuación de los políticos. Es por eso que más allá de las propuestas a los partidos y a sus políticos se les debe evaluar desde sus resultados y acciones pasadas. Prometer no empobrece, si la palabra dada fuera un contrato inviolable el mundo sería otro.

Las democracias participativas son tremendamente imperfectas en todas partes del mundo. Lo ingleses, dueños de la democracia participativa más longeva del mundo occidental no han transitado en ella de forma totalmente suave y sin tropiezos. Así mismo la democracia estadounidense ha tenido que ser fuertemente cuestionada por sus minorías y sucesos violentos y hasta sangrientos han tenido cabida en ella. Francia ha tendido cinco repúblicas porque su cepa monárquica la asaltó varias veces después de la revolución de 1789. 

La democracia mexicana está en su niñez, doce años de democracia nada son frente a 70 de cooptación, componenda y corporativismo de partido único. El que le exige resultados inmediatos al proceso democrático mexicano sufre del síndrome de la sociedad industrial. Es decir que está habituado ya a la gratificación inmediata de oprimir un botón y obtener una recompensa inmediata. Desgraciadamente para todos nosotros, la transición mexicana es victima de 82 años de inercias y anquilosamientos que nos exigen trabajo duro y participación. 

Es por esta razón que me descorazonan grandemente todas las quejas de la gente que espera que venga el político súper estrella a salvarnos o de aquellos que dan por muerta a la joven democracia mexicana.
Hoy estamos ante la disyuntiva de votar y debemos hacerlo con conciencia y responsabilidad. Ante nosotros hay tres opciones. Una es el partido que construyo el sistema que estamos tratando de desmontar. Su poder se basa en que en su composición estructural existen viejas agrupaciones sociales, obreras y campesinas que tradicionalmente intercambiaban su apoyo a cambio de participaciones y beneficios políticos y económicos en las administraciones a las que vendían su apoyo.

 Es por esto que hoy los jóvenes descubrimos con indignación estos intercambios que, sin embargo han sido la normalidad política cotidiana durante todo el viejo régimen mexicano. La evidencia de los últimos meses nos ha demostrado que el “Nuevo PRI” sólo se hizo un lifting. La lógica dinámica de recompensas y castigos me dice que el PRI debería seguir castigado porque no ha hecho su tarea y regresarlo al poder nos haría dar pasos hacia atrás. 

La segunda opción es un partido que fue oposición alrededor de sesenta años, conformado por un sector de la clase media mexicana que es cercana a ciertos grupos empresariales y un sector de la iglesia católica mexicana. Muchos de sus miembros son altamente educados y sus posiciones son más bien conservadoras y de mainstream. Esta opción política siempre decidió oponerse al sistema desde su interior y en el curso de las instituciones. Aquellas que la dictadura monopartidista construyó y modeló y ha sido un actor importante en la transición a este nuevo estado de cosas, la joven democracia mexicana le debe cosas al PAN. El PAN llegó al poder de forma más bien pragmática y fueron los votantes de izquierda que decidieron ejercer el voto útil y el sector más progresista del PRI encarnado en Ernesto Zedillo quienes le dieron el poder en 2000. El PAN llegó al poder y sucumbió ante la tentación de no desmantelar del todo la maquinaria autoritaria y hoy pretende acomodarse en la molicie del palacio dictatorial que heredó del PRI. La lógica de recompensas y castigos me dice que el PAN debe ser castigado por su que fue débil y se rindió a la tentación autoritaria y cayó en el sopor de la autocomplacencia. Sobre todo no debemos olvidar que se trata de un régimen que no hereda 70 000 muertos y un crimen organizado encolerizado y sangriento. 

La tercera opción es la izquierda mexicana. Esta se ha ido formando lentamente y por largo tiempo fuera de las instituciones, la vocación de muchos de sus miembros ha sido la rebeldía ante el sistema institucional del autoritarismo. Sus raíces vienen de los movimientos sindicales y estudiantiles más radicales que la revolución mexicana no supo incluir en su nómina. Es la izquierda mexicana la que más pérdidas y humillaciones ha sufrido en la construcción de nuestra democracia. El partido comunista mexicano fue perseguido y hoy está extinto, los sindicatos de ferrocarrileros fueron los pioneros en las protestas contra el régimen de la revolución y junto con los estudiantes fueron fuertemente reprimidos y fueron las victimas más celebres de la segunda mitad del régimen autoritario. 

Sin embargo su lucha no cejó y se mantuvieron firmes en sus críticas. Tanto que lograron resquebrajar al partido único, logrando un escisión histórica que los llevó a la construcción de una amplia alianza que logró institucionalizar a buena parte de la izquierda callejera en los 80s del siglo XX. Esta alianza electoral sufrió, el ya aceptado y muy bien  estudiado fraude de 1988, en que Cuauhtemoc Cárdenas ganó legítimamente una elección que fue burdamente arrebatada por el PRI. Hoy es Andrés Manuel López Obrador su abanderado. La izquierda mexicana tiene una historia de humillación, represión y pérdida que no se puede soslayar. Su talante hasta hace poco había sido no institucionalizado y sin embargo ha sido una gran movilizadora social y política. Como heredera de muchas corrientes ha experimentado muchos procesos de ajuste e inestabilidad que han desgastado su credibilidad. También es cierto que hospeda a algunas de las asociaciones corporativistas que abandonaron el PRI. 

La lógica democrática de recompensa y castigo me dice que es su turno. Es su turno porque es el actor político al que históricamente le correspondía iniciar la transición. Es su turno porque lo otros dos deben ser castigados para incentivarlos a cambiar sus posturas. Es su turno porque ha decidido integrarse a la normalidad institucional, aún en contra de su tradición. Es su turno porque para profesionalizar a nuestra clase política hay que premiar el esfuerzo y constancia de unos y castigar la corrupción y autocomplacencia de otros. La democracia mexicana necesita la alternancia, la democracia mexicana necesita imponerles disciplina a los partidos políticos. 

Sé que muchos titubean debido a que la izquierda les da la impresión de ser estridente y confrontativa. Muchos otros temen que se rompa la normalidad democrática y se violenten las instituciones. Yo les digo que el sistema es mucho más complejo que eso y que va a aguantar a López Obrador, yo les garantizo que existen candados institucionales y tradicionales en el Estado mexicano que evitarían la venezuelización de México. Yo les digo que AMLO con todos sus defectos y carencias no es el General Chávez. Yo les invito a sopesar que en la democracia se vota por las propuestas pero también para castigar y premiar. Permitamos que los que no nos cumplieron sean castigados y démosle la oportunidad a quienes han trabajado también para construir nuestra democracia, porque aunque lo han hecho por fuera de las instituciones, han sido ellos una fuerza mayor que ha moldeado nuestra democracia, tan joven e imperfecta como es hoy. 

#YoSoy132

Lamanoizquierdadedios.blogspot.com

Sunday, May 27, 2012

Lo que #YoSoy132 podría lograr


Irrestricta libertad y apertura en los medios de comunicación masiva son dos condiciones necesarias de una democracia funcional y sana. La democracia mexicana tiene dos quistes malignos que deben ser removidos si esta quiere desarrollarse fuerte y vigorosa. Las dos únicas cadenas televisivas y sus medios satélite se han convertido en un lastre enorme para la nave de la democracia en México.

El diagnóstico del movimiento #YoSoy132 expresado a través de sus consignas callejeras no puede ser más acertado “El pueblo informado, jamás manipulado”. La tesis es simple, el cuello de botella informativo que existe en México debe ser aniquilado. En estos días próximos los estudiantes de diversas universidades, públicas y privadas deliberan cuales serán sus propuestas y demandas con respecto a este tema.

Se ha hablado vagamente de ciertas medidas, unas inmediatas y otras de mediano plazo y de consecuencias poco claras para el avance de esta agenda social y política de la más alta legitimidad. Se ha propuesto la creación de una comisión de los derechos del televidente y de exigir que las cadenas televisivas transmitan el debate presidencial del 10 de junio en cadena nacional. En mi opinión ambas medidas son deseables y necesarias, sin embargo insuficientes.

El principal problema que enfrentamos es la falta de visiones informativas y editoriales que contrasten y complementen la información transmitida a través de los noticieros y programas de análisis político y social de Televisa y TV Azteca. Esta hiperconcentración hace que el criterio de un puñado de personas sea capaz de manipular los contenidos, enfoques e incluso encuadres televisivos en favor de intereses comerciales y políticos que por su naturaleza privada y empresarial carecen de representatividad y legitimidad democrática.

El acceso a la información es un derecho fundamental que en la democracia Mexicana está seriamente limitado por un par de hombres: Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego. Ambos han demostrado una cínica y arrogante voluntad de control sobre los contenidos y enfoques informativos que hoy se vuelve insoportable. El duopolio televisivo tiene los días contados.

La solución de sentido común es la apertura del mercado televisivo a la competencia. Dicha posibilidad ha estado muy cerca de concretarse en el pasado reciente. Recordemos que la familia Saba, de empresarios farmacéuticos, había conseguido llegar a un acuerdo con Univisión para la puesta en marcha de un proyecto televisivo alternativo. Sin embargo el musculo de la televisión no se hizo esperar y las televisoras comenzaron una guerra mediática contra los intereses comerciales de los Saba. Su presión periodística y su cabildeo lograron echar por tierra las aspiraciones de los empresarios. Sin duda la apertura del mercado a otros jugadores será una lucha feroz y encarnizada. 

Sin embargo, ya existen pequeños oasis de relativa competencia televisiva en el país. Me refiero concretamente a la ciudad de México, donde los canales del duopolio se enfrentan a una creciente competencia por audiencias por parte del canal Once y el canal 22. Ambos financiados con dinero público. Desgraciadamente dichos canales tienen un alcance meramente regional y sus señales no le llegan al grueso de los mexicanos.

Ambas televisoras han alcanzado una madurez considerable y el Once, especialmente, ha demostrado ser fuente de producciones y contenidos de alta calidad que podrían muy bien competir por ciertos nichos de mercado a nivel nacional, así como dar una visión complementaria de los asuntos de interés público para los mexicanos. Entonces, si ya existen en México un par de opciones televisivas de calidad y con visiones relativamente más plurales e incluyentes ¿Cuáles son las razones por las que el Estado mexicano no ha impulsado la ampliación nacional de sus transmisiones?

Me aventuro a decir que la respuesta es la misma. Los intereses de las televisoras privadas se han impuesto sobre el interés público nacional y los políticos mexicanos no han tenido las ganas y/o el valor de enfrentarlos. Ampliar a nivel nacional la cobertura de ambas señales televisivas es un asunto relativamente barato y técnicamente sencillo que podría tomar unos cuantos meses en materializarse.

Desconozco los detalles legales alrededor de dicho tema. Sin embargo mi sentido común me dice que si el Estado mexicano ejerce el derecho que la constitución le confiere como legítimo dueño de los medios de comunicación, podría muy bien lograr muy rápidamente que la red de repetidoras de los canales privados retransmita las señales de ambos canales, iniciando así, de un plumazo la era de la competencia televisiva en México.

Esta sin duda, podría ser una demanda alcanzable y de un alto impacto sobre las bases del poder monopólico del cartel televisivo. Me gustaría proponer al movimiento #YoSoy132 la inclusión de dicha demanda en su agenda. Esta sencilla medida daría una estocada simbólica a la imagen de infalibilidad y poder absoluto de las televisoras.

Es más, los chavos de #YoSoy132 podrían proponer una medida complementaria de más impacto político y simbólico que sólo necesita de la voluntad presidencial. En Australia, país en donde resido actualmente, el gobierno federal decidió el año pasado que estaba en su interés nacional construir el sistema de banda ancha del país, los australianos decidieron que esta empresa debería ser una iniciativa estatal, para eso emitieron un decreto de expropiación parcial de la red de telecomunicaciones del país.  La solución australiana fue la de expropiar las repetidoras, redes de cableado y postes de las pocas empresas que controlaban el mercado, volviendo al estado el administrador de la red. Así los costos de conexión a la red serían regulados en favor de los intereses de desarrollo de la nación.

Si los chavos de #YoSoy132 piensan en grande, grandes deberían ser sus demandas y propuestas. Si tienen éxito, quizás no sólo el mercado televisivo sino hasta el telefónico podrían cimbrar.

#YoSoy132

Thursday, May 17, 2012

“70 000 asesinatos no se resuelven con Buena Vibra”



Personalmente siempre he creído que la dignidad de la vida humana es el mayor de los valores. Hoy en México la dignidad humana está amenazada en cada rincón y en cada aspecto de la vida nacional.

Desde hace más de dos décadas México se estremece en una espiral de espasmos concéntricos que van a tomar momentum lo queramos o no. Nuestro carácter nacional así lo determina. Posponemos todo lo que es conflictivo o incómodo hasta que nos explota en la cara.

Durante largos periodos aguantamos aparentemente impasibles vejaciones y abusos de nacionales y extranjeros para luego desatar nuestra furia acumulada por una mirada incómoda, por un empujón inocente.

Hoy México vive una situación emergente, diariamente somos testigos de los actos más salvajes y despiadados contra la dignidad humana. Como en la vieja canción, hoy en México “la vida no vale nada”.

Lo peor de todo: Nos hemos acostumbrado a la barbarie. Hemos perdido la capacidad de indignación. Es terriblemente desmoralizante ser testigo de una sociedad en la que diariamente aparecen fosas comunes, anónimas e ilegales llenas de cuerpos sin vida y con el terror marcado en los rostros.

Es terriblemente desesperante que nadie se atreva a hacer nada y que cuando alguien se atreve, entonces lo reprimimos con brutal fuerza por sacarnos de nuestra comodidad, por apuntar a eso que no queremos ver en el espejo. Le llamamos necio, le acusamos de infundir el odio y la discordia, le llamamos peligroso, rijoso, pendenciero. Como se atreve a hacerme creer que las noticias son más que imágenes de sucesos lejanos y virtuales que sólo sufre gente sin nombre y sin rostro.

Entiendo bien que es difícil verse al espejo cuando se tiene un rostro deformado y monstruoso, se necesita valor, se necesita  hacer de tripas corazón. Entiendo también que sea un impulso natural evadirse de una realidad que desafía la razón y nuestra supervivencia como sociedad.

Sin embargo, seguir de esta manera es imposible. Si no actuamos hoy mañana podríamos ser testigos de la misma brutalidad en nuestra puerta. Si no actuamos hoy la decadencia va a llegar a tu casa.

Desde hace más de veinte años también he escuchado las propuestas, las buenas propuestas de un pequeño grupo de mexicanos al que le duele la realidad mexicana. La reforma electoral, la reforma del Estado, las reformas antimonopólicas, las reformas sociales, las reformas morales. Se han escrito muchos libros, mucho papel se ha gastado, mucha tinta ha corrido y saliva desperdiciado en su discusión. Lamentablemente somos pocos los que las conocemos y más tristemente cuando intentamos discutirlas y difundirlas estas caen en el terreno yerto de la indiferencia y el cinismo.

Desgraciadamente el momento de la razón y el argumento han terminado. Han terminado porque así lo hemos querido. En 1988 un hombre sensato decidió no salir a la calle para ahorrarnos la sangre y el dolor. Desgraciadamente su gesto ha quedado vacío, lo hemos vaciado con nuestro desdén, con nuestra indiferencia, con nuestra complicidad silenciosa.

Esta posposición nos esta cobrando la factura, decenas de cuerpos desmembrados aparecen en los puentes, las calles, las discotecas, las jefaturas de policía, las iglesias, las plazas, los ríos, los pozos, los bosques y un día amigo mexicano van a aparecer en tu casa.
Fingir que esto es propio de un solo grupo de degenerados desconocidos es un engaño. Fingir que la causa de esto nos es ajena es una hipocresía.

De manera activa o pasiva, todos hemos sido cómplices de la descomposición nacional, durante décadas hemos solapado a los políticos corruptos, durante años los hemos recibido en nuestras salas, durante décadas hemos sobornado, durante décadas hemos desviado recursos que no nos pertenecen, durante décadas hemos encumbrado a quienes se hacen ricos de manera fácil, es más importante un auto lindo, una pantalla de leds, un i pad nuevo, una prenda de diseñador, una buena peda que tener una familia con principios, que ser un buen ciudadano, que ser honesto, que hablar con la verdad, que reconocer nuestros errores, que reconocer las virtudes de otro. Nos estamos destruyendo porque así lo decidimos. Nos estamos hundiendo porque todos los días cavamos más profundo nuestro hoyo.

Desde hace muchos años que me siento indignado, desde hace años que me siento asqueado. Hoy las cosas están peor que nunca y me encuentro con que se me invita a ser buena vibra, a hablar con positividad, a mantener alta la energía. Durante años sólo propuse, durante años sólo ofrecí argumentos, durante años hable y discutí con las personas que se prestaban a dialogar.

Disculpen por favor, pero la buena vibra no va a borrar 49 cuerpos hechos cachitos en Cadereyta, la buena onda no va a borrar la pobreza extrema, la energía alta no va a hacer que los derechos humanos se respeten, el optimismo no va a meter a la cárcel a quienes se robaron nuestros impuestos. Mis amigos eso sólo lo puede hacer la indignación.

La primavera árabe no se basó en buena vibra, los indignados españoles no salen a la calle con amor y un mensaje de optimismo, los indignados israelíes no salieron a protestar con tarjetas de buenos deseos, los egipcios fueron valientes y expresaron su enojo, su indignación. No se me lea torcido, no invito a la agresión, no invito a la violencia. Los invito a la confrontación, los invito a la sana expresión del desacuerdo. Un poco de gritos, insultos y sombrerazos no le vienen mal a nadie, siempre y cuando se hagan con responsabilidad y madurez.

¡No voltees la cara, mírate en el espejo mexicano. La gente muere de hambre y barbarie porque tú no has hecho nada¡

No me preguntes que te voy a proponer, pregúntate a ti que vas a hacer hoy para que esto pare, pregúntate a ti mismo de que has sido responsable.

#Yosoy132

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