Sunday, February 7, 2010

La marca

El día era magnífico, el sol brillaba, el cielo: claro e intenso. La mañana entraba toda por la ventana y se posaba tierna sobre un cuerpo sin vida con expresión de beatitud. Julián había decidido terminar con la angustia. Se encontró este manuscrito a su lado:

Nacer supone el ensanchamiento angustioso y desesperante del mundo; que se nos presenta vacío e inasible. La única fuente de consuelo es entonces el lazo físico con el envoltorio anterior: la seguridad uterina. El violento corte del cordón umbilical es la escición inaugurada, el comienzo del desgarramiento esencial de la conciencia. La vida, desde ese momento, será el incesante intento de recrear las condiciones prenatales, el tiempo, como dice Paz, ahora nos abraza y es el cuchillo de la separación, su paso es el lento beso de la muerte.



Ombligo:
herida primordial
marca de los condenados
cicatriz del paraíso perdido
promesa de la felicidad que se marchó
principio irreparable de la soledad
recoradtorio perenne de la escisión

El reporte de la necropsia de Julián termina con una nota:

Después de buscar meticulosamente por toda el área abdominal, no se encontró evidencia alguna de la existencia de ombligo, ninguna marca, ninguna cicatriz.