Tuesday, December 30, 2008

Porque yo leo..

En estos días en que es desgastado y simbólico cliché hacer un ejercicio de instrospección retroactiva, tuve una revelación acerca del papel que la lectura ha tenido en mi vida.


Todo por la afortunada decisión de internarme en los secretos de una monja barroca y novohispana. Sin embargo son las agudísimas y acertadas reflexiones acerca de los entuertos de una jeronima; hechas por el muy moderno y nobel mexicano autor, las que lanzaron luz sobre una de las más íntimas y trascendentales experiencias que he tenido en la vida: la lectura.


Dicha epifania literaria surgió al leer las siguientes líneas:


“El mundo de los libros es un mundo de elegidos en el que los obstáculos materiales y las contingencias cotidianas se adelgazan hasta evaporarse casi del todo. La verdadera realidad, dicen los libros, son las ideas y las palabras que la significan: la realidad es el lenguaje. Juana Inés habita en la casa del lenguaje... La casa de las ideas es estable, segura, sólida. En este mundo cambiante y feroz hay un lugar inexpugnable: la biblioteca”


Y es que el lector es fugitivo, porque leer es la posibilidad de escapar montados en las palabras de otros hacia los mundos que nos estan vedados ya sea por la distancia, el tiempo, los recursos o la naturaleza del mundo. La lectura es una actividad que subvierte íntimamente la imaginación de las personas, ya sea por una frase, una imagen o un sentimiento.


Yo empece a leer a los once. Recuerdo que sentía una atracción muy especial por los gruesos y empolvados tomos que mi padre guardaba en un rincón de la casa. Casí todos eran clásicos. Mi primera elección fue tomar el libro con el título más seductor para un niño de once años: Viaje al centro de la tierra. Hice muchos intentos por leerlo, pero el doctor Lidenbrock me pareció insufrible, me recordaba demasiado a mi padre. Así que lo abandoné antes de que él y su sobrino Axel se adentraran en el Sneffels. Debo confesar también que lo escogí porque los demás eran demasiado gordos y la letra muy pequeña. Años después lo disfruté profundamente, precisamente porque Otto se parece tanto a papá.


Los otros dos tomos que me sugierieron algo fueron “El tambor de hojalata” de Günter Grass y “Los miserables” de Victor Hugo. Adolescente incipiente, me incliné , para bien o para mal, por el romántico, hasta hoy no he leído a Grass. Supongo que esta decisión ayudó a que los rasgos más fatalistas de mi personalidad se reforzaran, y quien sabe que hubiera pasado conmigo si hubiera leído a Grass, quizas hubiera sido un adolescente cínico o suicida.


Por un golpe de suerte, o mejor dicho por un capricho de pubertad me inicié a la lectura bajo los auspicios de los románticos. Deterministas, fatalistas, transgresores, maniqueos, poéticos, filosóficos, patéticos. Sin quererlo, mi adolescencia transcurrió entre la sordidez y superficialidad de la última década del siglo XX y la trasnochada y profunda idealización de los decimonónicos victorianos.


Las primeras imagenes que me marcaron profundamente: la ternura paternal del brutal Jean Valjean y la ciega e implacable fijación por la justicia del inhumano inspector Javert. El “yo no nací de rodillas” de Julien Sorel, fue una piedra de toque en mi adolescencia, con ella pude defender mi individualidad de la cuota de humillación y transigencia, que la voraz necesidad de pertenencia y aprobación le impone a todo puberto en los años de secundaria.



Esta actitud insumisa me causo no pocos problemas existenciales. En multiples ocasiones me convirtió en paria, blanco de burlas, escarnios y aislamiento. En algún momento también me creí el héroe de mis novelas y empredí cruzadas por la libertad, la igualdad, la justicia o alguna otra causa elevada, todas terminaron mal por supuesto.


Sin embargo en todas las ocasiones salí adelante, porque la paz que no tenía en el día con día la encontraba en el amor de Mario y Cossette, las aventuras de Florentino Ariza, la perfidia de Toránaga, las reflexiones de Octavio o las ocurrencias de Sheridan. Entre mis libros siempre encontraba el solaz, la fuerza, la astucia y los motivos para enfrentarme a la realidad de la escuela y de mi casa.


Mi madre siempre se incomodaba cuando reía o hablaba mientras leía. Siempre pensó que era anormal que me mantuviera horas en la misma posición y temía que me disociara del mundo de manera definitiva. Hace poco mis hemanas me reprocharon esa actitud ausente con que navegué las aguas crespas de la adolescencia, sin embargo no era una ausencia sino una fuga.


Cada tarde me fugaba a surcar las aguas del Orinoco, a visitar la locura de Macondo, a rozar los labios de Fermina Daza con la punta de la lengua, a aprender medicina con Ibn Sina, a tramar conspiraciones en el Japón feudal para ser Shogun, a sublevarme contra Porfirio Diaz, a huir de la ira antisemita de Isabel de Castilla. Cada tarde me fugaba de la furiosa fuerza estandarizante de la televisión, me encontraba con modelos de comportamiento mucho más complejos, ricos y diversos que los de policias, ladrones, chavos cool o juniors prepotentes.


La lectura me dió la capacidad de imaginar otros mundos, otras circunstancias. Me mostró que la realidad es rica en sus manifestaciones, que nada es lo que parece, que todo es posible, pero sobre todo plantó en mi la semilla de la inconformidad. De ahí la segunda frase que me marcó profundamente en la adolescencia tardía, esta vez de Breton “La rebeldía es la única productora de luces”.


Quizas en esos años no la entendí bien, pero me permitió seguir construyendo mi personalidad, parapetado en una feroz afirmación de mi individualidad. Fue en esos años que nació mi profunda aversión al llamado de la manada, a oponerme de entrada a las iniciativas colectivas, sentimiento que mucho más tarde tomo la forma de otra frase, que busqué durante años y que encontré en un afortunado espectacular: “Donde todos piensan igual, nadie piensa mucho”.


Esto trae a colación otro significado íntimo que la lectura tiene para mi. El lector es fugitivo porque es transgresor. La lectura es un acto esencialmente egoista, el que lee se sumerge muy profundo en si mismo y al hacerlo se libera de su cuerpo y sus limitaciones materiales, pero para hacerlo se separa del mundo, le da la espalda, lo niega.


Esta negación le infunde al buen lector un sentimiento profundo de incomodidad, una sensación de estar fuera de lugar en un mundo que le es adverso y hostil. Los buenos lectores, dice Borges “son cisnes aún más tenebrosos y singulares que los buenos autores”. Pero como Andersen nos cuenta, los cisnes son aves lejanas de la belleza en su niñez y adolescencia, son notas discordantes, son la nube cargada en el cielo azul. El lector profundo, desarrolla una suspicacia natural, una desconfianza intelectual que lo lleva a cuestionarlo todo. Este cuestionar nace de su capacidad de pensar alternamente, de oponer a las circunstancias que se le presentan escenarios distintos, es decir, de transgredir.




La imagen más grande de esta transgresión es justamente la monja Jerónima que me llevó a esta reflexión. Hija bastarda, pobre y mujer. Las tres faltas mayores en una sociedad masculina y jerarquica donde el sexo y la pureza de sangre lo determinaban todo. Juana, tres veces indigna, transgredió todas las normas de su tiempo. Aún atrapada en su velo y en su celda, se atrevió a imaginar una vida mejor para ella, siempre apoyada en la tinta y el papel, detrás de un par de solapas de cuero. Fugitiva de su condición, transgredió y trascendió sus circunstancias, regalandonos las letras más grandes de un siglo.

Monday, December 22, 2008

El Contador de las Horas

Línea uno del metro. Mercado de la merced. El subterraneo anuncia su llegada, el tufo de los neumáticos se deja sentir en toda la estación, acompañado de el chirriar de las balatas de los viejos vagones anaranjados. Las puertas de abren en una explosión de gente con grandes maletas, señoras regordetas con canastas y chamacos, ambulantes con mochilas parlantes, mendigos enceguecidos, dependientas de mercerias y puestos del mercado y alguno que otro turísta despistado. Justo después de vomitarlos, el gran gusano se atraganta de nuevo con una nueva carga de lo mismo. Al entrar al último vagón se puede ver a un hombre que no sobrepasa el segundo lustro de la tercera decada sentado en la butaca de los minusválidos, perdón de los que tienen capacidades diferenciadas ¿O diferentes?, no me acuerdo.


Seis treinta de la tarde es la hora que da su reloj. Él lo mira con estúpida veneración. De su cuello cuelga una gruesa cadena de oro blanco, tan ostentosa como su reloj. Justo después de mirarlo adopta la actitud ausente del que nada piensa, simplemente se deja llevar por los tuneles del subsuelo de la ciudad central.


-¡Carajo!, ese pendejo tiene la ciudad hecha un desastre, de nada le sirve la pinta y el apellido elegante, al final sigue siendo un pinche naco del PRD.


Sonido de Blackberry.


-¡Bueno!, si digame doctor Requena, aja, mmm, sí sí, lo envíe al correo electrónico de su asistente. Aja, bueno bueno doctor debe usted tener en cuenta que la situación en los mercados financieros es de excepción en estos días, ya ve que hasta los mejores brokers han tenido pérdidas millonarias y luego el fraude de Madoff, es una suerte que nosotros seamos tan prudentes en el manejo de las cuentas de nuestros clientes, nuestras pérdidas han sido de las más moderadas. No, no señor Requena no se exalte, mañana mismo le hago una visita y le explico bien el origen de todo esto. Doctor, cuando usted firmó el contrato estaba conciente de que había riesgos grandes, no no, entienda...Bueno no tiene caso, mañana a las dos comemos en el Entremar, ¿Le queda bien?, ¡Ok perfecto! Mi secretaria hará las reservaciones. Entonces hasta mañana a las dos.


Otra vez sonido de Blackberry. Ahora aviso de e mail.


-¡Puta Madre! ¡Main Street de nuevo se cayó¡ ¡Carajo!


Blackberry, llamada.


-¡Hola nena! Si ya voy para allá, ¿no ha llegado nadie?. Que bien, estoy atorado en Masaryk, el tráfico está infernal. Si, ¿que me dijiste que comprara? Aja, dos de Carmenere y dos de Gewurzt Traminer, si si, en cuanto vea una Europea, ¿Queso? Si ¿Te late un Comte? Ok, Gruyere y un par de chapatas, si si.¡Oye! ¿Te acuerdas que te platiqué del pendejo de Requena?, si, el que perdió dos millones por invertir en un hedge fund que estaba dando redimientos altísimo y que parece que estaba invirtiendo con el del fraudotote, bueno eso él no lo sabe, no se lo dije. Me llamó, está como loco porque de ahí estaba pagando la hipotéca de su pent house en Punta Diamante, ¡Viejo pendejo!, mientras le dejaba tanta lana ni me llamaba, estaba bien feliz, si yo le dije que era riesgoso, ¡Claro! Y lo peor es que su esposa no sabía que estaba jugandolo en la bolsa. Otra cosa, ¿Ya le pediste a tu papá la casa de Valle? No se te olvide, ya quedé con Majo y Santiago, si ¡hazlo ya! si no vamos a quedar en ridículo, ¡ahh! Y también ya quedé con los Gómez Montes que van a estar el fin ahí y nos invitaron el domingo al Yatch Club. Bueno, tengo que colgar, un beso, ¡Te amo!.


Su aspecto era muy extraño, la cadena y el reloj contrastaban macabramente con su pinta. Llevaba mucho tiempo si bañarse, sus pantalones tenían manchas de grasa por todos lados y las valencianas raídas, su camiseta, un día blanca, lucía una rajada desde el cuello hasta la axila derecha y dejaba ver su peludo pecho. Su mirada perdida en el andar del metro por los túneles, tenía una mueca infantil que se volvía más sombría y estúpida cuando miraba su reloj que giraba en su muñeca porque le quedaba grande. Todo acentuado por la maniática regularidad con la que veía la hora.


Siguió hasta Tacubaya, ahí bajó y tomó el tren con dirección hacía El Rosario, los vagones estaban repletos y el calor era insoportable, en esa línea se podían ver ahora muchas personas vestidas con ropas formales, jovenes caras de hastío y un mayor número de turistas confundidos todos entre los acordes de un corrido de los Tigres del Norte:- Soy el jefe de jefes señores, me respetan a todos niveles...-


Después de quince minutos de buscar estacionamiento, bajó y caminó hacia la Europea de Arquímedes, había muchísima gente, era viernes de quincena.


Afuera de la estación de Polanco había grandes filas de empleados vestidos con trajes baratos esperando microbuses o taxis, los puestos vendían tacos de nana, buche, lengua, macisa y surtido, la circulación pór Homero era lenta y tortuosa. Caminó derecho por Arquímedes.


Todos los días se acordaba de la tarde que llegó a México de Zoquitlan, que está a hora y media de Tehuacan. Caminó sin rumbo durante horas, no sabía ni donde estaba y las tripas le chillaban de hambre. Pero sobre todo se acuerda muy bien cuando empezó a caminar por una zona llena de tiendas con aparadores muy grandes y lujosos, nunca había visto algo como eso. De repente lo vió, era el reloj más bonito que había visto, grande dorado con una coronita en la carátula. Estuvo horas delante de la estantería, hasta que cerraron la tienda, esa noche durmió ahí tirado en el piso soñando con el reloj.


-¡Que tedio! No es posible que estos ineptos no tengan Gewurzt, para la próxima me voy al Palacio de Homero. Ya es súper tarde, Sofia me va a matar.


Su reloj marcaba las siete cuarenta de la tarde.


Eustacio se sentía muy feliz, y caminaba mirando su reloj con su expresión de idiota, pero ahora estaba mezclada con la fascinación del primer día que lo vió. Caminó hasta el bosque de Chapultepec y por ahí se tumbó a mirarlo, ahora sin el aparador de por medio.


Eduardo fue encontrado muerto entre chapatas y botellas de Carmenere, no le faltaba nada. Lo más extraño fue que su Rolex GMT Master II había sido remplazado por un Omega Constellation de cuarzo que no era de su talla.

Thursday, November 27, 2008

De Juan Buenamigo o con la Mierda Hasta el Cuello

John Gutfreund, en español Juan Buenamigo. Es un hombre que en más de un sentido está profundamente ligado a la gran crisis económica que viviremos en el mundo, si tenemos suerte, durante los próximos 18 meses.

John estudió literatura americana, y en 1978 se convirtió en el C.E.O de un banco de inversiones fundado en 1910. El nombre de este banco era Salomon Brothers. Buenamigo pronto comenzó a ganar notoriedad el mundo de Wall Street por sus innovadoras ideas. Entre ellas los instrumentos hipotecarios.

En términos generales estos instrumentos financieros basan sus flujos de efectivo en un conjunto de préstamos hipotecarios que tienen pagos mensuales cuyo monto no es conocido de antemano por los inversionistas, hecho que hace de estos instrumentos algo muy riesgoso. Mantengamos en mente esta simple explicación ya que es básica para comprender todo lo que siguió.

Salomon Brothers fue la primera compañía de Wall Street que migró de ser una sociedad privada a una corporación pública. Es decir que fue la primera gran compañía que atomizó su propiedad en acciones que podían ser compradas por cualquier persona en el piso de remates. Esto cimbró a Wall Street en 1986. El autor intelectual: Jonh Gutfruend o como lo llamó Bussines Week en 1985 ; “El rey de Wall Street”. Juan Buenamigo se convirtió en el ícono del Wall Street de los años del exceso, los años ochenta han sido la época más desenfrenada en la historia del Capitalismo.

Años después Michael Lewis, un hombre que había trabajado para él, escribió un libro que causó gran revuelo, el nombre del libro: El póker del mentiroso. En él se ponía en evidencia la voluptuosa inmoralidad de Wall Street y sobre todo de Gutfreund. El libro tuvo tanto impacto que Buenamigo le dijo una vez a Lewis: “Tu puto libro destruyó mi carrera y construyó la tuya”.

Hoy Lewis piensa que la semilla del mal puede ser encontrada en la gran jugada del señor Buenamigo. En un artículo reciente lo pone en estos términos:

“Desde ese momento (el día en que Salomon Brothers se convirtió en una corporación pública), las firmas de Wall Street se convirtieron en cajas negras. Los accionistas que financiaban el riesgo no entendían realmente que era lo que hacían los tomadores de riesgo, y conforme esto se iba haciendo más complejo, su entendimiento decrecía. En el momento en que Salomon Brothers demostró las ganancias potenciales de convertir a un banco de inversión en una corporación pública, los fundamentos sicológicos de Wall Street mutaron de la confianza hacia la fe ciega”

Yo añadiría que, desde ese momento el “Capitalismo Popular” de Thatcher y Reagan tomó forma real y consecuentemente, los reyes de Wall Street se tornaron en los “Amos del Universo”. Un universo desregulado cuya única norma era la devoción hacia el libre mercado y sus gurús.


Gutfreund al ser cuestionado por Lewis acerca del momento en que esto tomó este camino tan obscuro contestó: “¿Cuando se puso feo?, eso es problema de los accionistas... aunque el laissez fer existe hasta que estas muy profundo en la mierda”. Cuya traducción es: pues si las cosas se ponen mal los accionistas pierden y si se ponen muy mal serán los contribuyentes, a los “Amos del Universo” no nos importa mucho.

Así de tanto jugar el juego y repetir sus slogans los ejecutivos de las instituciones financieras cayeron en el autoengaño. En palabras de Joseph Stiglitz los banqueros y las agencias calificadoras empezaron a creer en la alquimia financiera. Creyeron que sus innovaciones financieras podían convertir malas hipotecas en instrumentos dignos de una calificación de AAA.

Sin embargo lo que parece es que estaban jugando a la opacidad. Sus cada vez más intrincados y sofisticados instrumentos se volvieron tan difíciles de entender que nadie se tomaba el tiempo para descifrarlos. Por un tiempo lograron mantener en la penumbra que aunque las calificadoras y sus inteligentísimos niños de IVY League hablaban y pensaban muy complicadamente, los paquetes de hipotecas sub-prime seguían estando llenos de basura inmobiliaria que le ofrecían a los fondos de pensión.

Hoy los instrumentos hipotecarios sub-prime se derrumbaron, Salomon Brothers es parte de Citi que cae de rodillas ante la FED, los “Amos del Universo” reciben su bonos, los bancos centrales del mundo enfrentan crisis cambiarias, las empresas bursátiles se tambalean, Ford y GM ruegan por ser rescatadas, los pensionados están en la quiebra y miles de familias en la calle, en resumen ,parafraseando a Margaret Thatcher, “las políticas de las que fuimos pioneros, fueron adoptadas en país tras país... desde Francia hasta las Filipinas, desde Jamaica hasta Japón, desde Malasia hasta México, desde Sri Lanka hasta Singapur, la recesión está en movimiento”.

Monday, November 24, 2008

Citigroup: Entre lo público y lo privado

En 1994 William Clinton pidió al congreso estadounidense un paquete de ayuda para el vecino país del sur, dicho paquete era de 20 mil millones de dólares. Hoy la FED presenta un paquete de rescate para Citigroup.
Citigroup es el banco más grande de los Estados Unidos y su quiebra tendría consecuencias mundiales. Se ha anunciado que el paquete será de 27 mil millones de dólares al 8% que se sumarán a los 25 mil que la FED le prestó a una tasa de interés de 5% en el mes pasado. Esto para garantizar 300 mil millones de activos riesgosos en posesión del grupo.
Es decir que el rescate de Citigroup ha costado a la FED cincuenta y dos mil millones de dólares o sea 2.6 veces más que lo que costó el rescate mexicano. Sin embargo lo más sorprendente es que no habrá ningún cambio en la alta dirección del grupo y tampoco habrá limitaciones importantes a las compesaciones de sus altos ejecutivos.
Para algunos economistas como Paul Krugman, premio nobel de economía de este año, este rescate era necesario pero miserable e inadecuado. Para Robert Reich este paquete es un excelente trato para Citi pero uno particularmente malo para los contribuyentes norteamericanos. James Kwak piensa que este rescate es débil, arbitrario e incomprensible. John Jansen profetiza: el mercado buscará a otra víctima y le persegirá sin descanso.
El tamaño e importancia que instituciones como esta tienen en el sistema financiero mundial es, en el mejor de los casos, preocupante. El hecho de que la quiebra de un puñado de instituciones financieras ponga al mundo de rodillas merece toda la atención de expertos e inexpertos. La discusión pública de estos temas es responsabilidad de todos porque a todos interesa.
Este tema pone en la mesa muchas preguntas muy pertinentes, en mi opinión:
¿Debe el mundo depender tan importantemente de un puñado de instituciones financieras sin que estas estén sujetas al escrutinio y hasta cierto punto el control público?
¿Cuál es la correlación existente entre la estructura oligopólica de los mercados financieros mundiales y el nivel de riesgo de la aparición cracks financieros?
¿Por qué no habrían de rendir cuentas al público aquellos hombres y mujeres que tienen el poder de hacer tambalear a la economía mundial como lo han hecho en multiples ocasiones personas como George Soros, Warren Bufet, Carlos Slim y otros especuladores?
¿En que punto lo privado se vuelve de importancia pública? ¿En que punto se encuentran los límites sanos y eficientes entre el mercado y la acción estatal?
¿Cuál es la diferencia en términos económicos y sociales entre los costos derivados del populismo y el proteccionismo y aquellos causados por el libre mercado y el adelgazamiento del estado? ¿Existe una diferencia real?
¿Cuál es la diferencia para la gente común entre los regímenes demagógos, populistas y autoritarios de Hugo Chávez o Fidel Castro y aquellos donde los poderosos tienen como chivo expiatorio al mercado y sus vaivenes, donde se destruye el patrimonio mediante el saqueo y la irresponsabilidad corporativa?
Estos tiempos de crisis generan grandes preguntas que no deben ser olvidadas. Las crisis son momentos que pueden derivar en grandiosas ideas, pero también pueden ser la puerta hacia el caos generalizado. Quienes creen que estas preguntas tienen respuestas absolutas y sobre todo dogmáticas se equivoca con toda seguridad. Habrá que deshacernos de nuestros prejuicios a la hora de discutirlas.
¿Que es lo que tu crees?

Thursday, November 13, 2008

Resurrección de Largo Plazo

En 1979 inició la última batalla entre los dos sistemas económicos, sociales y políticos que mantenían al mundo en gélida tensión nuclear. Margaret Thatcher y Ronald Reagan a la cabeza del “mundo libre” llevaron al bloque capitalista hacia la aventura en favor del mercado más grande de todos los tiempos. La “Dama de Hierro” incluso la bautizo como la “cruzada del capitalismo popular”.

En tono triunfalista, su tono habitual, proclamaba que “las políticas de las que hemos sido pioneros, están siendo adoptadas en país tras país... desde Francia hasta las Filipinas, desde Jamaica hasta Japón, desde Malasia hasta México, desde Sri Lanka hasta Singapur, la privatización está en movimiento”

La idea de los políticos conservadores occidentales era la de hacer posible que cada hogar, cada individuo tuviera acceso a la propiedad y sobre todo a los mercados financieros. Todos podemos ser accionistas, todos podemos ser propietarios, pero para ello debemos replegar las fronteras del Estado, repetían una y otra vez Lady Thatcher y Ronald Reagan.

Su gran carisma y fuerza de voluntad lograron convencer a una generación, que se enlistó en las filas de la gran cruzada por el libre mercado. Con fervor casi religioso pontificaban las ideas de Milton Friedman acerca de las grandísimas bondades de la generosa “mano invisible”.

Todo lo anterior enmarcado y azuzado por la “amenaza comunista”. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética comenzó un periodo de agresiva expansión y crecimiento hacía el corazón de Europa, para los años setentas casi la totalidad del este europeo estaba bajo influjo soviético, además de que contaba con aliados tan importantes y estratégicos como China y Cuba. Este expansionismo se vio acompañado de fortísimos despliegues militares por parte de los soviéticos como de los países del Breton Woods.

No obstante, la Unión Soviética mostraba ciertos signos de debilitamiento que los líderes occidentales no dudaron en aprovechar. La aparente debilidad del régimen comunista y el éxito relativo de las políticas económicas llevadas a cabo en occidente dieron brios nuevos a esta rivalidad, que Thatcher y Reagan llevaron hasta sus últimas consecuencias.

Esta presión económica, ideológica, política y social, tanto interna como externa, logró que llegara a la cabeza del politburó un político reformista en el año de 1985, su nombre Mikhail Gorbachev. Su advenimiento fue rápidamente bendecido por la “Dama de Hierro”, en una entrevista con los medios expresó: “Me agrada, tengo la impresión de que podemos hacer negocios juntos”. Juan Pablo II por su parte expresaba: “Es un buen hombre (Gorbachev), pero el comunismo es irreformable”.

Así fue, para 1989, diez años después de que el “mundo libre” empezará su cruzada por el capitalismo popular, la “Cortina de Hierro” se tambaleaba, el muro de Berlín era tumbado por hordas de alemanes, tanto del este como del oeste, augurando así la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que sobrevendría en diciembre de 1991.

El capitalismo, sus instituciones y sus países promotores, conquistaban la supremacía mundial proclamando el inicio de una era de prosperidad sin precedentes. El contundente fracaso del comunismo y la estela de muerte, destrucción, pobreza, resentimiento y corrupción que dejaba detrás suyo, parecían confirmarlo. Por primera vez, desde 1917, parecían no existir amenazas para la ideología del laissez faire, laissez passer.

A partir de ese momento las palabras de la Primer Ministro del Reino Unido resonaron con la fuerza y claridad que la Historia les confirió en los hechos: La privatización no sólo estaba en movimiento, ahora estaba corriendo. Las instituciones del Breton Woods se aprestaron a la conversión de los países más atractivos del Pacto de Varsovia a la ideología liberal y a reafirmar su dominio en el resto del mundo. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, mandaban misiones a cada país del globo a dar préstamos e implementar medidas económicas tendientes a la liberalización, la privatización y la disminución del Estado.

De esta manera, irónicamente, al perder a su rival más fuerte y encarnizado, el capitalismo se traicionó a sí mismo. Pasó de estar en un mundo relativamente competitivo, a uno donde el monopolio de una forma de ver y organizar el mundo primó sobre todas las demás. Es así que de la manera en que la teoría de la libre competencia lo proclama, el monopolista cayó en el saqueo y la autocomplacencia. Veinte años después de la caída del muro de Berlín, el capitalismo popular se volvió contra el pueblo y se lo está tragando.

Asimismo, con suprema ironía, no pocas veces presente en la Historia, la demolición de un inmueble augura la caída de un sistema. La caída de las Torres Gemelas cimbró a la calle Del Muro (Wall Street, en español), siete años después ese muro también cayó. La escandalosa caída del mercado financiero americano ha puesto en evidencia que el mercado y el Estado viven en simbiosis. En un periodo de tiempo asombrosamente corto, la Historia nos demostró que ni la sumisión total del mercado al Estado es funcional, como tampoco lo es la alternativa contraria.
Una vez más retumba en el espacio la voz de un hombre muerto, que se retuerce en su tumba, pero esta vez no de rabia, sino de schadenfreude. Su voz resonará en los salones donde este fin de semana se celebrará la reunión del G20 en la que se intentará crear al Breton Woods Reloaded. Al llegar a Washington este 15 de noviembre, los ministros y presidentes de los 20 países más influyentes del mundo escucharan una gran voz en sus cabezas, que entre carcajadas les dirá: "When the facts change, I change my mind. What do you do, sir?".

¡Oh cuanta razón tenías Keynes!

Sunday, November 2, 2008

Aforismo II

Se habrá de llegar a Dios por las matemáticas, ya que son las notas de la armonía del universo.

Monday, October 27, 2008

Aforismo: Borrador

Puesto que el valor de la vida de los hombres y las mujeres es el de su potencial al nacer; los hombres y las mujeres deberán ser juzgados por la distancia que existe entre el punto en que se encuentran el día de su muerte y el ejercicio cabal de dicho potencial. Pero esta misma medida deberá ser la de la compasión que ha de tenerseles entre hombres y mujeres, puesto que la medida de su éxito o fracaso es justo aquella que los hombres y las mujeres les permitieron ejercer. Este es el orden y la medida, porque somos Juez, porque somos Parte.

Friday, October 24, 2008

Novus Ordo Seclorum: Moraleja

Con respecto a mi entrada acerca de la crisis financiera. He aquí una reivindicación de Alan Greenspan. En términos generales ese es mi argumento. Los incentivos del sector privado pueden ser tanto o más perversos que los del Estado. Estamos ante una pregunta de la mayor relevancia ¿Ahora que sigue?:

Hoy Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal considerado gurú del sistema financiero, tuvo que admitir: “cometí un error en suponer que los intereses propios de las organizaciones, específicamente bancos y otros, eran tales que eran los más capaces para proteger a sus accionistas y sus intereses en las empresas”, y dijo que en su ideología de libre mercado “he encontrado una falla. No sé qué tan significativa o permanente es, pero he estado muy angustiado por ese hecho”, afirmó en una audiencia ante el Congreso en torno a la crisis.

Durante casi dos décadas (hasta 2006), Greenspan controló el banco central de Estados Unidos, desde donde promovió la desregulación. El representante federal demócrata Henry Waxman le preguntó hoy a Greenspan si “no funciona su ideología” del libre mercado, a lo cual respondió: “absolutamente, precisamente. Ésa es precisamente la razón por la cual me sorprendí, porque por unos 40 años o más yo trabajé con evidencias considerables de que sí funcionaba excepcionalmente bien”.

También se puede encontrar el video en Youtube.

Fuente: La Jornada y New York Times

Tuesday, October 21, 2008

Inmpudicia

Entre risa e inmundicia
La muerte se me abalanza,
En ensueño de amor
Y de impudicia

Entre humores de alcohol
El sol se esconde
Dando paso al calor
¿Quién sabe donde?

Este es uno de hace unos añitos que me encontré por ahí.

Monday, October 20, 2008

¿Novus Ordo Seclorum?

El panorama no podría ser más incierto: la peor crisis económica del sistema capitalista se desenvuelve ante nuestros ojos. Los más caros tótems del liberalismo económico y sus paladines se baten en escandalosas e inmorales retiradas. El gobierno de los Estados Unidos socializa los fracasos y pérdidas de los “Amos del Universo”, mientras que sus ganancias seguirán siendo privadas. ¿Acaso no es esa la principal bondad del capitalismo?

Sus principales defensores han difundido y desarrollado grandes argumentos en contra de la acción estatal expansiva. El gobierno es un pésimo administrador, sus incentivos son perversos y su acción ineficiente, no se cansaban de repetir. El mercado por su parte, logra un equilibrio óptimo si se le deja sólo, esto por medio de la asombrosa “Mano Invisible”, imagen simbólica por demás tranquilizadora. El Estado debe ser mero espectador, un simple mecanismo de regulación y disciplina.

Sin embargo hemos visto, no sin estupor, que los más acérrimos enemigos de la intervención estatal ahora se arrodillan ante los Estados clamando por que los salven de su propio brutalismo económico; que incluso ha llegado al canibalismo. Los tremendísimos titiriteros de Wall Street llegaron a la más alta cúspide del poder económico de la historia de la humanidad, sus hordas de apostadores se embriagaron con el aire enrarecido propio de las alturas y así en medio del vértigo, que es la insistencia universal de Kepler que actúa implacablemente sobre los hombres, que es la máxima newtoniana en su más trágica y heroica forma, que les susurra al oído: ¡has llegado hasta aquí sólo para caer, la belleza de la cumbre es su fatuidad, esta escrito, es tu deber lanzarte hacia el abismo!.

La voluptuosidad de esta caída no hace más que recordarme la metáfora de la pirámide mesoamericana. Los dioses viven en el habitáculo de su cumbre, que es un lugar atemporal, los hombres sólo llegan a él mediante estados alterados de la conciencia, únicamente para despeñarse descorazonados y desmembrados, mientras sus energumenas deidades se revuelcan orgiásticamente en sus despojos.

Los espantosos ataques de septiembre de 2001, fueron el más grande augurio de esta caída. Los grandes imperios descansan sobre frenéticas ideas, todo su poder seductor se manifiesta y consolida en sus símbolos. Lo más peligroso para un imperio es permitir la transgresión de estos. Las torres gemelas, obeliscos modernos, donde se contaba abstractamente la grandiosa historia del imperio económico y militar más demoledor y horripilante de la historia, sucumbieron ante la irresistible seducción del vértigo. Su delirante y estrepitoso derrumbe quedó grabado como un nuevo símbolo antitético en el imaginario colectivo globalizado. La primera y horrorosa estrofa del réquiem de las “Barras y las Estrellas”.

Ningún imperio se consolidó de una forma tan espectacular y rápida, la audacia y malicia de los herederos de Jefferson y Washington hizo palidecer en muchas ocasiones a las epopeyas de césares y faraones. Sus obras de ingeniería civil, arrogantes y orgullosas, violan los cielos, los mares y los desiertos. De una forma muy poética esta misma vorágine ardiente que los hizo despegar hacía la conquista de la luna, se los traga como ese enero del 86 una nube de fuego calcinó al desafiante “Challenger” en una metáfora más de una caída anunciada. El gran Júpiter los abandona, sin embargo, no sin manifestarlo.

El dólar y su imperio se desploman y con ellos su grandioso y triunfalista simbolismo ¿Será este el fin del orden de los siglos? ¿Por qué Dios ha dejado de favorecer sus temerarias empresas? ¿Será está la última y traidora manifestación del destino?

¿Adversus Coeptis? ¿Antiquus Ordo Seclorum? In god we trust…but, Does he trust us back anymore?

Wednesday, October 1, 2008

Le dije que la luz del otoño me parecía muy rara, que me daba la impresión de que los días eran menos reales, como si se tratara de una larguísima y melancólica pelicula. Frunció el ceño y me dirigió una mirada desdeñosa, llena de incomprensión.

Miró hacia el centro de la mesa, había una canasta con un melón a punto de pudrirse y me dijo: ¿Por que no has picado ese melón? ¿No ves que se está echando a perder?

Esa es la forma en que desacredita todo lo que piensa que es inútil o estéril. A ella siempre le ha parecido ridículo que dedique tanto tiempo de mi día a la contemplación. Ella, como casí toda la modernidad cree en el ocio productivo.

Recuerdo el día que le recité un poema japones que iba así:

Aferrándome
A la preciosa vida
Miro al cielo en lo alto
El sol brilla
Y mi cuerpo está pálido

¡Hagamos tiempo
Para el ocio!
¡Y vivamos
Un día
Como si fueran dos!

Río sonoramente y espetó: Que idea tan estúpida, vivir un día como si fueran dos; la vida es demasiado corta para desperdiciarla en la inacción. Es por este tipo de cosas que piensa, como él, que mi vida se va en futilidad y derroche. Para ellos pensar es equivalente a la inacción y yo llevo meses pensando.

Por su parte ellos viven sin pensar, de arriba a abajo, de un lado para otro. Los veo en sus ratos de ocio y no pueden parar, se enfrascan cada día en un frenesí de actividad sin sentido. Apenas tienen un segundo para asimilar sus circunstancias y digerirlas, y entonces lo desperdician dándose más tareas y quehaceres. No es raro que hace años que sus vacaciones sean momentos patéticos donde pagan cuentas, arreglan la casa, y encuentran todo tipo de tareas ingratas y desagradables.

Es por esto que hoy las cosas con ellos han sido insoportables. Él me miraba de lado, se sentía una tensión muy parecida a aquella que hay entre desconocidos que comparten la mesa por primera vez después de un largo viaje o alguna actividad extenuante que les ha causado mucho apetito. De repente en la fuente queda un último trozo.

Todos saben que está ahí, todos lo miran de reojo, todos simulan que lo ignoran, que no les importa en lo más mínimo. Lo cierto es que en su conciencia no hay nada que resuene de forma más aguda, más real. Sin embargo nadie se atreve. Sobre todo si los comensales se ciñen a las formalidades y las apariencias, es muy probable que el trozo se vaya al desperdicio y todo el mundo se quede con el hoyo en el estómago muy lleno de disimulo.

En nuestro caso no era la formalidad o la hipocresía, se trata ba del hartazgo, de la absoluta certeza de que quien se atreviese a romper la calma tensa le caería encima todo el montón de mierda que contenía. Él, desde hacía unos años, rehuía pertinazmente a este tipo de momentos, así que no tomó la iniciativa.

Sin embargo ella si lo hizo. Preguntó aquello que yo llevaba días esperando que preguntara. Contuvo su tono y la formuló con cuidado, cosa por demás inútil porque yo sabía todo lo que había detrás de la pregunta, toda la cadena de hechos incomprensibles y hasta ridículos que llevó hasta ese momento culminante. Mi impaciencia por que esto pasara era rayana en el delirio y por lo tanto cuando escuche la pregunta, me deshice en las palabras que construían la respuesta estructurada durante mis largos ratos de reflexión. La sola pregunta, evocó en mi mente toda la situación que la rodeaba y simplemente la respuesta estalló violenta y furibundamente entre mis dientes y mi lengua.

Obviamente ella respondió de la misma manera, pero como siempre su razón cedió ante sus impulsivos y arrebatados sentimientos, cancelando con ello cualquier intercambio de argumentos, agitado y violento, pero inteligente. Espetó una retahila de frases sin sentido, sin ninguna relación lógica aparente. Sin duda eran todos esos pensamientos indigestos, que nunca se dió él tiempo de procesar, que al salir sólo toman la forma de vomitada. Después un estallido de luz enceguecedor, calma y ese sumbido en los oídos que se siente después de haber ido a un concierto muy ruidoso.

No se que pasó, llevo días caminando y sólo pienso en ¡Hacer tiempo para el ocio! ¡Y vivir un día como si fueran dos!. Me aferro a la preciosa vida. Miro al cielo, en lo alto el sol brilla y mi cuerpo está pálido.

Friday, September 19, 2008

Horal

Cual densísimos trozos de gigante roja
se atragantan en el cuello del reloj,
los minutos que se agolpan en las horas

Ante la insistencia universal de Newton
caen vencidos y pesados en mi alma

Sin cesar, sin irse, la agujeran
dejándola vacía sin remedio.

Yo tan leve, ellos tan pesados.