Sunday, May 27, 2012

Lo que #YoSoy132 podría lograr


Irrestricta libertad y apertura en los medios de comunicación masiva son dos condiciones necesarias de una democracia funcional y sana. La democracia mexicana tiene dos quistes malignos que deben ser removidos si esta quiere desarrollarse fuerte y vigorosa. Las dos únicas cadenas televisivas y sus medios satélite se han convertido en un lastre enorme para la nave de la democracia en México.

El diagnóstico del movimiento #YoSoy132 expresado a través de sus consignas callejeras no puede ser más acertado “El pueblo informado, jamás manipulado”. La tesis es simple, el cuello de botella informativo que existe en México debe ser aniquilado. En estos días próximos los estudiantes de diversas universidades, públicas y privadas deliberan cuales serán sus propuestas y demandas con respecto a este tema.

Se ha hablado vagamente de ciertas medidas, unas inmediatas y otras de mediano plazo y de consecuencias poco claras para el avance de esta agenda social y política de la más alta legitimidad. Se ha propuesto la creación de una comisión de los derechos del televidente y de exigir que las cadenas televisivas transmitan el debate presidencial del 10 de junio en cadena nacional. En mi opinión ambas medidas son deseables y necesarias, sin embargo insuficientes.

El principal problema que enfrentamos es la falta de visiones informativas y editoriales que contrasten y complementen la información transmitida a través de los noticieros y programas de análisis político y social de Televisa y TV Azteca. Esta hiperconcentración hace que el criterio de un puñado de personas sea capaz de manipular los contenidos, enfoques e incluso encuadres televisivos en favor de intereses comerciales y políticos que por su naturaleza privada y empresarial carecen de representatividad y legitimidad democrática.

El acceso a la información es un derecho fundamental que en la democracia Mexicana está seriamente limitado por un par de hombres: Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego. Ambos han demostrado una cínica y arrogante voluntad de control sobre los contenidos y enfoques informativos que hoy se vuelve insoportable. El duopolio televisivo tiene los días contados.

La solución de sentido común es la apertura del mercado televisivo a la competencia. Dicha posibilidad ha estado muy cerca de concretarse en el pasado reciente. Recordemos que la familia Saba, de empresarios farmacéuticos, había conseguido llegar a un acuerdo con Univisión para la puesta en marcha de un proyecto televisivo alternativo. Sin embargo el musculo de la televisión no se hizo esperar y las televisoras comenzaron una guerra mediática contra los intereses comerciales de los Saba. Su presión periodística y su cabildeo lograron echar por tierra las aspiraciones de los empresarios. Sin duda la apertura del mercado a otros jugadores será una lucha feroz y encarnizada. 

Sin embargo, ya existen pequeños oasis de relativa competencia televisiva en el país. Me refiero concretamente a la ciudad de México, donde los canales del duopolio se enfrentan a una creciente competencia por audiencias por parte del canal Once y el canal 22. Ambos financiados con dinero público. Desgraciadamente dichos canales tienen un alcance meramente regional y sus señales no le llegan al grueso de los mexicanos.

Ambas televisoras han alcanzado una madurez considerable y el Once, especialmente, ha demostrado ser fuente de producciones y contenidos de alta calidad que podrían muy bien competir por ciertos nichos de mercado a nivel nacional, así como dar una visión complementaria de los asuntos de interés público para los mexicanos. Entonces, si ya existen en México un par de opciones televisivas de calidad y con visiones relativamente más plurales e incluyentes ¿Cuáles son las razones por las que el Estado mexicano no ha impulsado la ampliación nacional de sus transmisiones?

Me aventuro a decir que la respuesta es la misma. Los intereses de las televisoras privadas se han impuesto sobre el interés público nacional y los políticos mexicanos no han tenido las ganas y/o el valor de enfrentarlos. Ampliar a nivel nacional la cobertura de ambas señales televisivas es un asunto relativamente barato y técnicamente sencillo que podría tomar unos cuantos meses en materializarse.

Desconozco los detalles legales alrededor de dicho tema. Sin embargo mi sentido común me dice que si el Estado mexicano ejerce el derecho que la constitución le confiere como legítimo dueño de los medios de comunicación, podría muy bien lograr muy rápidamente que la red de repetidoras de los canales privados retransmita las señales de ambos canales, iniciando así, de un plumazo la era de la competencia televisiva en México.

Esta sin duda, podría ser una demanda alcanzable y de un alto impacto sobre las bases del poder monopólico del cartel televisivo. Me gustaría proponer al movimiento #YoSoy132 la inclusión de dicha demanda en su agenda. Esta sencilla medida daría una estocada simbólica a la imagen de infalibilidad y poder absoluto de las televisoras.

Es más, los chavos de #YoSoy132 podrían proponer una medida complementaria de más impacto político y simbólico que sólo necesita de la voluntad presidencial. En Australia, país en donde resido actualmente, el gobierno federal decidió el año pasado que estaba en su interés nacional construir el sistema de banda ancha del país, los australianos decidieron que esta empresa debería ser una iniciativa estatal, para eso emitieron un decreto de expropiación parcial de la red de telecomunicaciones del país.  La solución australiana fue la de expropiar las repetidoras, redes de cableado y postes de las pocas empresas que controlaban el mercado, volviendo al estado el administrador de la red. Así los costos de conexión a la red serían regulados en favor de los intereses de desarrollo de la nación.

Si los chavos de #YoSoy132 piensan en grande, grandes deberían ser sus demandas y propuestas. Si tienen éxito, quizás no sólo el mercado televisivo sino hasta el telefónico podrían cimbrar.

#YoSoy132

Thursday, May 17, 2012

“70 000 asesinatos no se resuelven con Buena Vibra”



Personalmente siempre he creído que la dignidad de la vida humana es el mayor de los valores. Hoy en México la dignidad humana está amenazada en cada rincón y en cada aspecto de la vida nacional.

Desde hace más de dos décadas México se estremece en una espiral de espasmos concéntricos que van a tomar momentum lo queramos o no. Nuestro carácter nacional así lo determina. Posponemos todo lo que es conflictivo o incómodo hasta que nos explota en la cara.

Durante largos periodos aguantamos aparentemente impasibles vejaciones y abusos de nacionales y extranjeros para luego desatar nuestra furia acumulada por una mirada incómoda, por un empujón inocente.

Hoy México vive una situación emergente, diariamente somos testigos de los actos más salvajes y despiadados contra la dignidad humana. Como en la vieja canción, hoy en México “la vida no vale nada”.

Lo peor de todo: Nos hemos acostumbrado a la barbarie. Hemos perdido la capacidad de indignación. Es terriblemente desmoralizante ser testigo de una sociedad en la que diariamente aparecen fosas comunes, anónimas e ilegales llenas de cuerpos sin vida y con el terror marcado en los rostros.

Es terriblemente desesperante que nadie se atreva a hacer nada y que cuando alguien se atreve, entonces lo reprimimos con brutal fuerza por sacarnos de nuestra comodidad, por apuntar a eso que no queremos ver en el espejo. Le llamamos necio, le acusamos de infundir el odio y la discordia, le llamamos peligroso, rijoso, pendenciero. Como se atreve a hacerme creer que las noticias son más que imágenes de sucesos lejanos y virtuales que sólo sufre gente sin nombre y sin rostro.

Entiendo bien que es difícil verse al espejo cuando se tiene un rostro deformado y monstruoso, se necesita valor, se necesita  hacer de tripas corazón. Entiendo también que sea un impulso natural evadirse de una realidad que desafía la razón y nuestra supervivencia como sociedad.

Sin embargo, seguir de esta manera es imposible. Si no actuamos hoy mañana podríamos ser testigos de la misma brutalidad en nuestra puerta. Si no actuamos hoy la decadencia va a llegar a tu casa.

Desde hace más de veinte años también he escuchado las propuestas, las buenas propuestas de un pequeño grupo de mexicanos al que le duele la realidad mexicana. La reforma electoral, la reforma del Estado, las reformas antimonopólicas, las reformas sociales, las reformas morales. Se han escrito muchos libros, mucho papel se ha gastado, mucha tinta ha corrido y saliva desperdiciado en su discusión. Lamentablemente somos pocos los que las conocemos y más tristemente cuando intentamos discutirlas y difundirlas estas caen en el terreno yerto de la indiferencia y el cinismo.

Desgraciadamente el momento de la razón y el argumento han terminado. Han terminado porque así lo hemos querido. En 1988 un hombre sensato decidió no salir a la calle para ahorrarnos la sangre y el dolor. Desgraciadamente su gesto ha quedado vacío, lo hemos vaciado con nuestro desdén, con nuestra indiferencia, con nuestra complicidad silenciosa.

Esta posposición nos esta cobrando la factura, decenas de cuerpos desmembrados aparecen en los puentes, las calles, las discotecas, las jefaturas de policía, las iglesias, las plazas, los ríos, los pozos, los bosques y un día amigo mexicano van a aparecer en tu casa.
Fingir que esto es propio de un solo grupo de degenerados desconocidos es un engaño. Fingir que la causa de esto nos es ajena es una hipocresía.

De manera activa o pasiva, todos hemos sido cómplices de la descomposición nacional, durante décadas hemos solapado a los políticos corruptos, durante años los hemos recibido en nuestras salas, durante décadas hemos sobornado, durante décadas hemos desviado recursos que no nos pertenecen, durante décadas hemos encumbrado a quienes se hacen ricos de manera fácil, es más importante un auto lindo, una pantalla de leds, un i pad nuevo, una prenda de diseñador, una buena peda que tener una familia con principios, que ser un buen ciudadano, que ser honesto, que hablar con la verdad, que reconocer nuestros errores, que reconocer las virtudes de otro. Nos estamos destruyendo porque así lo decidimos. Nos estamos hundiendo porque todos los días cavamos más profundo nuestro hoyo.

Desde hace muchos años que me siento indignado, desde hace años que me siento asqueado. Hoy las cosas están peor que nunca y me encuentro con que se me invita a ser buena vibra, a hablar con positividad, a mantener alta la energía. Durante años sólo propuse, durante años sólo ofrecí argumentos, durante años hable y discutí con las personas que se prestaban a dialogar.

Disculpen por favor, pero la buena vibra no va a borrar 49 cuerpos hechos cachitos en Cadereyta, la buena onda no va a borrar la pobreza extrema, la energía alta no va a hacer que los derechos humanos se respeten, el optimismo no va a meter a la cárcel a quienes se robaron nuestros impuestos. Mis amigos eso sólo lo puede hacer la indignación.

La primavera árabe no se basó en buena vibra, los indignados españoles no salen a la calle con amor y un mensaje de optimismo, los indignados israelíes no salieron a protestar con tarjetas de buenos deseos, los egipcios fueron valientes y expresaron su enojo, su indignación. No se me lea torcido, no invito a la agresión, no invito a la violencia. Los invito a la confrontación, los invito a la sana expresión del desacuerdo. Un poco de gritos, insultos y sombrerazos no le vienen mal a nadie, siempre y cuando se hagan con responsabilidad y madurez.

¡No voltees la cara, mírate en el espejo mexicano. La gente muere de hambre y barbarie porque tú no has hecho nada¡

No me preguntes que te voy a proponer, pregúntate a ti que vas a hacer hoy para que esto pare, pregúntate a ti mismo de que has sido responsable.

#Yosoy132

lamanoizquierdadedios.blogspot.com