Friday, October 23, 2009

Legisladores, Movimiento Digito-Sociales y Twitter

Tal parece que la línea de pensamiento de los legisladores y el gobierno federal para gravar el uso de Internet está basada en “Si lo usan pocos y relativamente ricos, entonces es de lujo”. Nada más simplón y falto de inteligencia. Es claro los legisladores no comprenden conceptos básicos como: crecimiento económico, competitividad, marginación o inclusión.

Es innegable que la recaudación de México es la menor en términos comparativos de todos los países de la OCDE y que el petróleo se está agotando. Sin embargo es bastante cínico pretender recaudar con una medida que refuerza y vigoriza las barreras de entrada tanto por el lado de la producción como de la demanda en un mercado donde la concentración es ridícula. El gravar internet basados en que sus usuarios son ricos es soslayar que, únicamente es así porque el precio al consumidor es impuesto por los abusivos gigantes de las telecomunicaciones en México y que el costo del equipo de computo es prohibitivo para la población media.

Sin embargo, este tipo de medidas no faltan en los anales legislativos mexicanos, donde la falta de oficio legislativo y la tendencia al fastrackeo son lugar común. Lo chato de la decisión hace patente lo que es sabido hace mucho y constituye la problemática de fondo: Los órganos legislativos de México están conformados por acarreados fáciles de manipular que buscan vivir del erario público con la única condición de no ejercer jamás su pensamiento crítico ante la orden del coordinador de la bancada.

Los pocos legisladores profesionales que tenemos en México son aquellos que se las han arreglado para ser electos de forma plurinominal por distintos distritos a lo largo del tiempo y que han saltado de cámara en cámara múltiples veces. Lamentablemente los incentivos de estos para confeccionar leyes benéficas para la colectividad son inexistentes e incluso contrarios. Su elección depende de las élites partidistas y de sus cuotas de poder personales al interior de su partido y nunca de la simpatía ciudadana.

La gran mayoría de los legisladores son lo que yo llamaría “Lame Curules”. Sí, aquellos diputados, diputadas, senadores y senadoras que tienen la lengua café de tanto lamerle la curul al coordinador de su bancada o al gobernador de su estado. Su característica más destacada: Falta absoluta de independencia, espíritu crítico y cultura política. Este grupo está constituido por personas cobardes, inescrupulosas y zalameras que creen que la única manera de asegurarse el ascenso social es comerse la mierda de los más poderosos.

También existen los “Mercenarios”. Estos representan todo, menos al bien público. Ellas y ellos, llegan a su curul mediante el pago de facturas políticas que los partidos adquieren con grupos de interés muy específicos, que pueden ser de la más variada índole: Embotelladoras, televisoras, tabacaleras, telefónicas, sindicatos, asociaciones clientelares como el Frente Popular Francisco Villa, la CROC, Antorcha Campesina, etc. Estos vienen siempre con cortísimas y prefabricadas agendas que impulsan durante toda la legislatura por medio del intercambio de sus votos con respecto aquellos temas que los tienen sin cuidado. Es decir que una vez aprobadas las reformas o leyes que les interesan sólo se presentan a las cámaras cuando hay que cobrar o cuando hay que votar, a petición de la Coordinación, por algo que no entienden y sobre todo les vale madres.

Soluciones hay muchas y van desde la acción social, la promoción de la reelección de legisladores hasta la limitación del número de diputados y senadores. Lo primero que tenemos que lograr es sacudirnos la apatía y el cinismo y ponernos a exigir con voz clara y fuerte cuantas claras y representación efectiva a la bola de oportunistas que son, hoy por hoy, nuestros legisladores

Por lo pronto, una muestra clara es el Movimiento Digito-Social en Twitter #internetnecesario

Monday, October 12, 2009

Esperándote, mi ojo te tocaba
entrevista entre brumas de tu furia
Afanoso te buscaba sin buscarlo
encontrandote en el hueco
de mi llaga
Boca sorda
que sus dientes encajaba
Grito ciego
que huidizo y errabundo
macerandome
tremendo desgarraba